LAS CRÓNICAS DEL LUPANAR

No se tapa el sol con las manos

INTRODUCCIÓN A LAS CRÓNICAS DEL LUPANAR



Dentro de mucho tiempo, cuando ya los seres de carne nos hayamos extinguido y el universo sea poblado por seres eternos, inteligentes, descendientes de las maquinas, inteligencias absolutas sin lugar ni tiempo que viven para descubrir, construir y para existir, recordarán nuestra sociedad.

Imaginen esas máquinas con conciencia contándose historias como mitos, hablando de aquellos entes increíbles que nacían y morían, que salían uno del otro y que se comían unos a otros, que tenían que aprender durante toda la vida lo que ya todos habían aprendido solo para morir después, que por más que trataron nunca lograron ser una sociedad justa, que eran extremadamente violentos y poco inteligentes pero que en su realidad se creyeron dueños del universo y jamás lograron ni siquiera conocer su propio sistema solar.

Para ese entonces ya será muy tarde para cualquier cosa, nosotros seremos una referencia en los datos de historia, sea como sea que se vayan a manejar los datos en ese momento, ya los emperadores, los presidentes, los papas, los poetas, los artistas, los militares, los buenos, los malos y todo humano que alguna vez pisó la tierra u otros planetas ya no existirán, todos moriremos como lo que somos… puntos de nada en el infinito.

No es desesperanza, es una idea que deben meter en su cabeza si quieren continuar con la lectura de estos párrafos, nada puede cambiar la realidad, la verdad existe pero es la que es, no la que usted tiene en la cabeza, así usted quiera tapar esa realidad con su idea del mundo, de la política, de la religión o de la vida, eso no altera en nada la verdad universal, por lo tanto el ser humano es irrelevante para el universo y al parecer para el único lugar en el que es importante, su propio planeta, está condenado a la destrucción bajo sus manos, todo lo que el ser humano toca muere, desde los mismos inicios de la civilización (si es que se puede llamar así) el ser humano se ha encargado de convertir su pequeña existencia en un paso horrible y terrorífico entre el nacimiento y su muerte.

Usted se da cuenta de que a una persona le interesa algo cuando pelea por eso. Por ejemplo, una esposa es celosa con su marido porque no le quiere perder, los alzados en armas son violentos porque tienen un sueño de cambio, sea este bueno o malo, los políticos manipulan masas para lograr que su ideología se imponga y el poder sea de ellos, cada persona en esta tierra tiene algún sueño, así ese sueño sea únicamente pagar un arriendo y almorzar cada día, la necesidad de ese sueño es lo que nos hace darle sentido a nuestra existencia, al ser los humanos animales que pensamos y analizamos, debemos ocupar nuestra existencia en más cosas que no sean nacer, crecer, comer, reproducirse y morir que es lo que hacen casi todas las criaturas de la tierra.

Esa necesidad de usar nuestra capacidad cerebral en algo útil nos llevó a pasar años pensando y creando teorías, investigando, midiendo (la mayor actividad del hombre es medir, el hombre mide todo), manipulando las cosas para crear objetos, manipular a otros seres humanos y así se fue creando lo que hoy conocemos como nuestro mundo, nuestra civilización.

Colombia era otro país, era un país que a pesar de toda la violencia extrema que explotó en las últimas décadas del siglo XX sus habitantes tenían sueños, esos mismos sueños que a la falta de oportunidades reales para trabajar no se podían cumplir y esto obligó a que muchos jóvenes se volcaran a la violencia, el crimen organizado y el narcotráfico para poder conseguir el dinero de vivir como querían, desde la bonanza marimbera hasta los reyes de la cocaína que nos llevaron a ser el país con el mejor café, el mejor perico y la mejor yerba del mundo, era otro país, se vivía bien incluso entre tanta maldad.

Cuando todo eso terminó quedó a la deriva una generación que no sabía trabajar, que no tenía conocimientos para competir con los cerebros de afuera, una raza fuerte pero desubicada que entonces tuvo que desarrollar habilidades de supervivencia y entonces el colombiano se transformó en una persona “avivata”, picara y maliciosa que siempre busca aprovecharse de la situación y sacar provecho personal incluso si esto implica la destrucción del otro.

Hoy en día, los jóvenes son todos herederos de esta cultura y la violencia, la corrupción y la indiferencia se convirtieron en la constante del imaginario colectivo y parece ya muy difícil de superar.

Bogotá su capital, pasó de ser un intento de intelectualidad, educación y civismo (más o menos) a ser otra selva de concreto más en donde el más fuerte sobrevive, en donde nadie respeta a la policía y la policía no respeta a nadie, en donde se hacen quemas y cacerías de brujas como si fuera el medioevo, la justicia no sirve, la justicia no existe, la responsabilidad social solo se ve cuando las fundaciones de las grandes empresas quieren evadir impuestos y cada ser humano que la habita se ha convertido en un arma ideológica y física que defiende su verdad así sea ignorante a como dé lugar, todos insultan a todos y nadie es respetado en su opinión, es una ciudad intolerante, una ciudad que paso de un paraíso a un infierno, una metrópoli que se convirtió en un lupanar.

Y es por eso la razón de ser de estos escritos, no de criticar, sino de hacer ver, de hacer reflexionar cómo desde lo más pequeño, desde el detalle más insignificante hasta las grandes acciones afectan a todos y cada uno de los habitantes de este lupanar que esperamos algún día retorne a ser esa hermosa ciudad de los Andes, fría y verde en donde vivían “vecinos” educados y preocupados por la realidad de su existencia, una existencia que hoy en día es un martirio para casi todos.