De pie bajo
el sol implacable y el calor de Bucaramanga se encontraba este humilde autor en
sus vacaciones, esperando un taxi para ir a comprar una bebida. Hacía unos minutos
acababa de leer que un taxista había bajado a machete a una madre y su hijo del
auto por alguna razón de esas que ni vale la pena saber, rogaba a Dios si es
que existe, que no me tocara por azares del destino uno de esos hijos de puta,
yo no cargo machete pero cargo mi orgullo que dispara ráfagas, que al fin y al
cabo contra el machete valdría “huevo”, por más orgullo podía terminar picado.
Es malo
generalizar, Es malo generalizar, Es malo generalizar, Es malo generalizar, Es
malo generalizar, Es malo generalizar, me repetía incesante, no se puede decir
que todos los taxistas son unos hijos de puta, eso sería ignorante y grosero de
mi parte, pero en Colombia el no generalizar es un acto de cortesía.
Todos
pelean por que Uber está tomando importancia en la elección de la gente a la
hora de movilizarse de manera segura, los taxistas pelean y pelean cada vez que
algo atenta contra su trabajo, pero el servicio que prestan es una mierda, ni
siquiera da para calificarlo de “favor”, subirse a un taxi es una lotería, uno
no sabe si va a encontrar un nuevo amigo o a la última persona que va a ver en
su vida.
Al final
logré hacer mi viaje con un muy buen conductor, tranquilo, hablaba de cosas
interesantes, lo mismo de siempre, Uribe, el transporte público, Uber, el
taxista del machete, la navidad, la pobreza, etc. Y cuando terminé mi compra le
pedí el favor me llevara a un centro comercial en donde había dejado arreglando
mi video juego.
Resulta que
la pantalla de mi videojuego estaba muy sucia, porque yo juego todos los días,
así sea un rato, me gusta. Lo destapé y cuando la estaba limpiando se me partió
la soldadura de uno de los cables del pequeño Joystick que controla los
movimientos, como estaba en otra ciudad y no tenía mis herramientas entonces
fui a un taller de electrónica y lo deje para soldar. El genio se tardó casi 10
días en tenerlo listo y cuando llegué me dice “pero el aparato no enciende”,
que raro pensé yo, le conectamos el cargador y efectivamente no encendía. Para
no alargarles la historia, fui víctima de otro de los cerdos ladrones de este
país.
(Nota para
los animalistas del nuevo milenio. Uso la palabra cerdo de manera despectiva
para referirme a un hijo de las mil putas al cual hay que aborrecer por su
misma existencia. Así que no sé cómo se llamará la figura literaria, pero por
favor no me vayan a colocar un mensaje como esos que suelen colocar las
personas que quieren más a una lagartija que a la mamá que diga: “Por qué
insultas a los cerdos, ellos también tienen vida, también sienten”. Mil
gracias, continuo con mi historia)
El hombre
agarró partes de mi videojuego para arreglar otro que tenía y me dio la excusa
de que “la tarjeta estaba quemada”. Ya cansado, porque de verdad estoy cansado
de pelear con todo el mundo, solo me fui, lleno de ira, de rabia, reprimiendo
las ganas de agarrarlo a bate.
Y comencé a
recordar situaciones parecidas, por ejemplo: mi madre sacó el carro del
concesionario hace unos años y a la semana de hacerlo un hombre que vendía
parabrisas en la gasolinera le dice “Uy seño, ya están para cambio”, con una semana
de haber sacado el carro, como estaría el pobre de necesitado que sin importar
si cae o no en la ignorancia solo se lanza en la aventura de que alguien diga “oh
si, necesito nuevos parabrisas”, una ruleta.
Entonces decidí
hacer un experimento, solo para mi satisfacción, solo por la rabia que tenía por
lo que me había sucedido con el maldito técnico en electrónica (el cerdo),
necesitaba comprobar que existía alguien honesto, alguien que no fuera un
ladrón descarado, alguien que dejara en alto el nombre del colombiano y que me
sacara del corazón esa espina clavada que llevaba por nombre “todo colombiano
es pícaro”
Tomé la
moto de un amigo y me fui a parquear en la mitad de un barrio en donde hay
bastantes talleres de mecánica, e hice lo mismo que con el videojuego, le
provoqué un daño absolutamente tonto que hasta un niño repara. Desconecté la
manguera del distribuidor, nada más, un truco que me enseñó un gran amigo para
desactivar las motos de la policía cuando fuera necesario. Cualquier mecánico
en el planeta tierra, o en marte o donde putas existan carros debería haber echado
una mirada certera y haberme dicho “tiene una manguera del distribuidor
desconectada, por eso no le arranca”, conectarla y cobrarme mil o dos mil
pesos.
Y arrancó
el desfile de genios, me diagnosticaron desde fallo general del motor hasta que
tenían que desbaratar la moto entera para arreglarla, uno me estaba vendiendo
un tanque de segunda porque fijo este tenía una fuga y así, siete mecánicos y
ninguno fue capaz de ver el problema y decirme que tenía la manguerita
desconectada, igual que el maldito cerebro de ellos.
¿Por qué
somos así? ¿Por qué somos tan aprovechados y tan comemierdas? ¿Qué le pasa a la
gente? ¿Es tan triste la situación económica en este lupanar que todos buscan
la forma de robar a los demás? ¿No queda ya nadie con integridad?
Eso sucede
siempre, si se daña el carro o un aparato electrónico es mejor botarlo, dejarlo
en una caneca, ahí ya no hay nada. En este país la mayoría (no generalizo) de
los mecánicos y técnicos son así, avivatos, picaros, algunos ladrones y por
esos que son así, es que los demás pagan la culpa con este estigma, así como a
nosotros los colombianos nos ven a todos periqueros y narcos en el exterior, y
nos hacen caricaturas de Falcao y James soplando perico, es porque unos pocos
si lo son, pero afuera no les interesa, para ellos todos somos periqueros. Así
mismo, puede que no se deba generalizar, que al final es la reflexión de esta crónica
del lupanar, pero lamentablemente por uno pagan todos. Todo rockero es drogo y diabólico,
todo musulmán es terrorista, todo uribista es paraco, todo petrista es rojo,
todos los de Idartes son torcidos, todos los de Sayco son ladrones, y así
sucesivamente, una manzana podrida daña a todas.
Mucho
cuidado con los técnicos y mecánicos de este país, muchos no están trabajando
sino buscando para un almuerzo.
LARGA VIDA
AL LUPANAR!!!
P.D. La
moto se arregló en 0.33 segundos y el videojuego quedó jodido por siempre. La
madre para el cerdo treinta mil veces cada vez que respire.