Desde tiempos antiguos el hombre ha cometido un grave error:
confiar en otro hombre, somos falsos e hipócritas por naturaleza. Ayer vi una
película de las miles que hay sobre hombres condenados aun siendo inocentes, si
creen que esto no pasa en la vida real, están equivocados, las cárceles están
llenas de personas inocentes que no han tenido procesos justos y que muchas
veces sus condenas se han basado en una sola cosa “el testimonio” de algún
testigo.
Yo viví en carne propia algo así en el Salvador y por eso
confirmo aún más que esto sucede y me pregunto ¿Cómo es posible que en pleno
siglo XXI aun los hombres confíen en el testimonio para condenar y decidir los
destinos de las persona? Es ilógico, la gente es mentirosa y con el dinero se
compra la conciencia de quien sea y cuando digo “quien sea” es literal.
El hombre cuando tiene dogmas, ideologías o sencillas
creencias clavadas en el corazón se convierte en un ente, sin razón, sin
conciencia, solamente con la meta y finalidad de defender a toda costa su
verdad, no importa si esta no es real o si esta tiene fundamentaciones. Y lo
peor de todo es que hace muchos años se implementó un sistema de justicia
disfuncional que muchas veces basa las condenas en “el testimonio” de x
persona.
Anteriormente no era mejor, bastaba con señalar a alguien a
gritos para que fuera eliminado, masacrado o quemado en plaza pública, el ser
humano ha cometido barbarie tras barbarie a través de los siglos y no ha sido
castigado sencillamente porque ¿Quién castiga al ser humano? Nadie, es el mismo
humano quien va decidiendo el destino de la especia y lo hace cada vez de
maneras más absurdas tratando de llevarlo a un momento “racional”
La justicia, al menos en Colombia, lo que pase fuera que lo
arreglen fuera, debe cambiar, este es un país de sangre y fuego, un país de
brutos en donde nadie cree en sus autoridades o en sus gobernantes, ya ni
siquiera nadie creen en los ejércitos de izquierda o derecha que se formaron
para defenderse de esas “autoridades o gobernantes”, acá ya nadie cree en nada,
en lo único que se cree es en tener dinero para almorzar y no pasar hambre, el
Dios del país se convirtió en El Peso. Y cuando eso sucede en un país, los
valores, la ética, la moral y todo lo demás se pierde.
Lo hemos visto en todos estos años, testigos comprados,
falsos positivos, condenados que de un momento a otro salen del país y no
vuelven, condenas irrisorias para los peores delincuentes de la historia y
condenas ejemplares para pobres con hambre, en este país la justicia no sirve,
es una falacia y es un chiste, basta con que usted se dirija a la fiscalía como
en Salem y diga que “Margarita es bruja”, para que la condenen y la quemen,
para que la juzguen como “reo ausente” para que le destruyan la vida solo
porque alguien fue y dio su mentiroso testimonio.
¿Qué pasó con la verdad y con las pruebas? Cuando alguien
llega a decir –acabo de ver a un extraterrestre- o –Se me pareció la virgen María-
lo primero que hacen es pedirle una prueba, una foto, un video, algo con lo que
tal noticia pueda ser comprobado, para eso si hay incredulidad pero cuando
llega un personaje a decir –Yo vi como descuartizaron a ese hombre- nadie lo cuestiona,
lo colocan en protección de testigos y sencillamente su voz se convierte en
prueba y verdad-
Triste, es triste el lupanar, tierra árida en humanidad,
tierra de nadie, de unos pocos, triste sistema de justicia que no es justicia,
algún día todos serán condenados sin prueba y de manera injusta y ahí dirán, el
gordito no estaba loco, el hp tenía razón!!!